viernes, 30 de abril de 2010

*-Despierto en un sueño-*


Necesitaba escapar, despojarse de todo lo que le mantenía atado a su cama, a su mirada fija en el techo, al frío de su cuerpo liviano, a su propia mente. Aquel día rompió la rutina con un salto que lo sacó fuera de sus aposentos. Tenía algo en mente y no sabía qué, solo sabía que fuese como fuese debía ponerse en marcha cuanto antes, antes de que fuese demasiado tarde, antes de que las cadenas de la propia locura tirasen de él nuevamente hasta su interior.

Con la mirada desorbitada y cargado de una excitación inexplicable, buscó en el caos de su habitación algo con lo que fijar el caudal de ideas que discurría veloz detrás de sus ojos. Ahí estaba, casi invisible, asomando la punta entre las páginas de un viejo libro en un viejo y empolvado rincón de su estantería que hacía tiempo había dejado abandonado, como tantas cosas en su vida, un lápiz de madera. Lo cogió y lo llevó a su pequeña mochila, se enfundó en sus pantalones y dejó caer una chaqueta ligera sobre su cabeza, anudó unos largos cordones sobre sus deportivas y sin apenas mirarse al espejo salió de casa, sin mirar atrás cerró la puerta, haciendo caso omiso de las preguntas de su madre bajó las escaleras como un rayo, colocándose sus enormes auriculares “Deep Bass” sobre su cabeza, huyó en dirección al metro.

En el vagón le aguardaban decenas de ojos como sapos, repasándolo de arriba- abajo y de abajo-arriba conforme entraba con la respiración entrecortada y las mejillas ligeramente tintadas de rojo. Nunca se había sentido a gusto en esos primeros instantes, cuando sentía que su vida por alguna extraña razón pasaba a ser de interés público, cuando los susurros al oído parecían estar todos relacionados con él y cuando algunas de las miradas menos pudorosas, parecían no ceder ni inmutarse aún cuando eran descubiertas. Odiaba saberse estudiado, analizados sus movimientos, juzgada su apariencia. Segundos después ya podía ignorarlo todo y perderse en la desgarradora voz inglesa de Beth Gibbons, que, como solo ella sabía y podía, parecía siempre encontrar las palabras exactas para compartir sus sentimientos, casualmente ella siempre parecía sentir lo mismo que él, o tal vez él lo mismo que ella:

I’m drifting in deep water. / “Llego a aguas profundas.

Alone with my self-doubting, again. / Solo con mi propia duda otra vez.

Try not to struggle this time. / Intento no luchar esta vez.
For I will weather the storm. / Pues yo provocaré la tormenta”

Contemplaba cómo el paisaje volaba a través de la ventana del tren como una gran acuarela fundiéndose y difuminando los colores del temprano amanecer en tonos pasteles, colores cálidos que entonces no habría sabido decir si eran reales o producto de las lágrimas que se habían ido acumulando en sus ojos sin él apenas percatarse.

Sentado en un alejado banco en un parque céntrico de la ciudad, con los ojos alzados ante majestuosos árboles cuyo nombre nunca recordaba, se detuvo largo rato a ver como las hojas de la primavera caían como si fuese otoño, como si por alguna extraña razón, ya cansadas de balancearse, no hubiesen encontrado otro motivo para soportar los embates del viento.

El viento que como la vida misma, a veces las acariciaba y a veces las sacudía violentamente. Así mismo, pensó, habría deseado caer a través de un agujero sin fin, solo para sentir la ingravidez, solo por encontrar en lo incierto de un final el placer de dejarse llevar con los ojos cerrados, sin nada que temer. Sacó de su mochila el lápiz y una pequeña libreta que nunca había utilizado.

Por suerte, el grafito aún conservaba una punta ligeramente afilada, y así le gustaba sentir el roce contra el papel, fino y delicado, nunca áspero y grueso; pero era consciente de que era inútil empeñarse en conservar siempre esa sensación de suavidad al escribir, pues la mina, como todas las cosas, acaba por desgastarse y sin importar cuantas veces gire sobre un sacapuntas, nunca vuelve a ser igual, siempre es más frágil, más propensa a escribir doble, a rajar el papel en lugar de acariciarlo, a partirse y caer como las hojas de los árboles.

Recogió sus piernas junto a el y hundió su cabeza en la libreta, en su mano que sostenía el lápiz, en su lápiz de madera que rayaba la libreta, una libreta desde hace tiempo en blanco. Movía la muñeca a lo largo del papel, deleitado por el gentil y casi imperceptible sonido que se producía con cada trazo.

En sus oídos Beth cantaba:

She spoke of freedom. / *Ella habló de libertad
“A way in” she said / “Una forma en la que” dijo
“A wisdom that took me away from the bed” / “la sabiduría se me llevó de la cama”*

Corría una brisa fresca que ocultaba un frío que iba en aumento. Algunos transeúntes pasaban junto a él, que permanecía embutido, hecho un nudo sobre el banco, a veces tembloroso, y le lanzaban miradas fugaces. Miradas cargadas de duda e incomprensión, miradas que el no sentía, pues en su cabeza solo había espacio para una tarea, escupir todo lo que salía a través de su mano, a través de su lápiz.

When I have tried to find the words / *Cuando he tratado de encontrar las palabras.
To describe this sense absurd / Para describir este sentir absurdo.
Try to resist my thoughts / He tratdo de resistirme a mis pensamientos.
But I can't lie / Pero no puedo mentir*

Tiritaba, su respiración se aceleraba a ratos y a ratos se detenía en una repentina cascada de sorbidos más bien descontrolados, relamía sus labios húmedos, las comisuras saladas de sus labios húmedos. Una voz ajena demostró una lejana preocupación, quizá algún caminante errante que deseaba compartir su compasión pero se perdió en la melodía que Beth mecía en sus oídos. Siguió empuñando el lápiz, ahora con más fuerza hasta enrojecer sus nudillos, siguió efectuando trazos, ahora violentos; todo lo que brotaba de su cabeza plasmado en el papel, sin ataduras, sin miramientos. Nada lo podía detener, ni tan siquiera el agua que mojaba el lienzo de sus pensamientos, un agua de cuya procedencia no tenía conocimiento.

Oh I'm losing myself. / *Oh me estoy perdiendo.
My desire I can't have. / Mi deseo no puedo tener.
No reason am I for. / No tengo razon para ser*

Ya no había coordinación en sus manos, ni coherencia entre sus manos y sus ojos. En su cabeza todo parecía confuso, en solo instantes todo parecía haberse nublado. Alzó la cabeza de entre sus hombros, como un avestruz que asoma su largo cuello desde su inútil refugio esperando que el peligro haya pasado. Pero todo seguía ahí, invisible, pero ahí, presente en la imperturbabilidad de la misma realidad frente a la cual se había sentado en aquel banco aquella mañana, bajo los árboles que lloraban hojas, hojas que caían como las lágrimas que él lloraba, que salaban sus labios, las lágrimas que mojaban el papel que aguardaba entre sus manos repleto de rayones sin sentido, rayas que al principio habían sido suaves y progresivamente habían ido ganando en grosor y profundidad, en sentimientos, en encuentros y desencuentros, especialmente en desencuentros. Rayas que destilaban el desespero dentro de una prisión, la emoción de un abrazo y la carencia de un abrazo, la interrogante de un qué hacer por hacer, un qué hacer sin hacer, el significado oculto de una mirada y la mirada perdida carente de significado. Todo revuelto, todo unido bajo el mismo lago espeso de certezas abstractas e incertidumbres concretas. Beth sin embargo parecía saber mejor que él lo que quería decir:

I can't divide or hide from me. / *No puedo divir o esconderme de mi
I don't know who I'm meant to be. / No se quién se supone que debo ser.
I guess it's just the person that I am / Supongo que es la persona que soy*

Volvió a hundirse entre sus hombros, se percató de que el lápiz había perdido la punta, pensó que así mismo había perdido él la cordura. Ya no había forma de “escribir” y lo sabía, era inútil seguir, debía comenzar de nuevo. Se puso en pie y dejó atrás el banco, con sus ojos más grandes de lo habitual, sedientos después de haber llorado tanto. Dejó atrás las intenciones de un fin que aún no parecía llegar, junto al deseo de aparecer y desaparecer en cualquier momento, de permutar las mímicas por palabras reales, el deseo de comenzar algo y terminar algo, de expresar algo muy profundo a alguien y no a algo, a un ser y no a un trozo de papel.

martes, 27 de abril de 2010

"El bolígrafo de gel verde" por Eloy Moreno


El bolígrafo de gel verde.

Uno de mis sueños siempre ha sido escribir una novela, y creo que fue en una de mis tardes de ocio por internet que decidí buscar algún consejo sobre cómo comenzar con este propósito (ya que siempre suelo dejar mis intentos a medias). Creo que fue así como vine a dar con el facebook de "El bolígrafo de gel verde"; leyendo un poco me enteré de que éste era el nombre de la primera novela escrita por Eloy Moreno, de Castellón, quien por cuenta propia decidió maquetar, publicar y distribuirla él mismo, sin editoriales ni historias, así mismo...que suena fácil pero seguro no lo es.

Con esa premisa ya había conseguido llamar mi atención, y aún no sabía de qué iba la novela. Me hice seguidor suyo en facebook porque me picó la curiosidad eso de ir por libre con una novela. Al tiempo, leyendo tantos comentarios positivos, me animé finalmente a enterarme un poco más , así que fui directo a la página oficial por así decir, de la misma (WWW.ELBOLIGRAFODEGELVERDE.COM) -Así, en grande, porque no sé por qué razón no me quiere mostrar el enlace por más que lo pongo- . Pasados los días incluso intercambie algunos comentarios "feisbuquiles" con el propio autor, hasta que al enterarme de que él mismo iba a estar en una de mis tiendas de tecnología y cultura por antonomasia (FNAC-Valencia) promocionándose, y me dije que era momento de pillarme la novela y así de paso conocer al autor (que no es algo que se pueda hacer tan fácilmente con la mayoría de libros que suelo leer), así de paso, si me resultaba buena, me podría decir haber tenido el privilegio de conocer a su escritor.

La novela en si, me la leí en solo dos días (y eso porque comencé ya avanzado el primero). Acostumbrado a otro tipo de lecturas, ésta me resultó un soplo de aire fresco y al mismo tiempo un deseo cumplido, pues tenía tiempo queriendo leer algo por el estilo, algo que se sintiera cercano y real. Y así fue.

Es una historia sencilla que a la vez está cargada de muchas complejidades, que a mi parecer el autor supo plasmar muy bien. Situaciones que bien pueden ser cotidianas, el pan de cada día de cualquier persona y que a la vez se pueden extrapolar a otras situaciones diferentes; en el tema de las emociones que se tratan, creo que hay muchas formas de vivir ésta gran novela.

Sin ir muy lejos comento brevemente que la historia gira entorno a la vida de un hombre entrado en sus cuarenta, que se da cuenta de que su existencia ha pasado a convertirse en una rutina más y conforme esta realidad le oprime, decide que necesita un cambio radical. Así pues el autor nos narrará cómo este sujeto (sin nombre, si mal no recuerdo) se encontrará sumido en un mar de dudas y decisiones, además de la ya acostumbrada monotonía de su día a día, hasta el momento en que todo se va de sus manos, en busca de ese preciado cambio.

La novela muestra que muchas veces, por muy buenas intenciones que se tenga por hacer las cosas, a veces todo puede salir al revés y que lo importante es, a pesar de todo no perder el norte.

Aquí dejo la sinopsis del libro:

Superficies de vida:
Casa: 89 m2
Ascensor: 3 m2
Garaje: 8 m2
Empresa: la sala, unos 80 m2
Restaurante: 50 m2
Cafetería: 30 m2
Casa de sus padres: 90 m2
Casa de mis padres: 95 m2
Total: 445 m2

¿Puede alguien vivir en 445 m2 durante el resto de su vida?
Seguramente sí, seguramente usted conozca a mucha gente así. Personas que se desplazan por una celda sin estar presas; que se levantan cada día sabiendo que todo va a ser igual que ayer, igual que mañana; personas que a pesar de estar vivas se sienten muertas.

Esta es la historia de un hombre que fue capaz de hacer realidad lo que cada noche imaginaba bajo las sábanas: empezarlo todo de nuevo. Lo hizo, pero pagó un precio demasiado alto.

Pero si de verdad usted quiere saber cuál es el argumento de esta novela, mira su muñeca izquierda; ahí está todo.

domingo, 25 de abril de 2010

Sobre una gran verdad.



Hoy después de pasar un rato con la mirada perdida me descubrí riendo. Y es que NO hay dos días iguales (vale admito que los domingos me resultan siempre clones, aunque hoy hago la excepción), o al menos siempre pasa algo que diferencia a un día de otro; La anécdota de hoy:"¡Jesús ha resucitado!"... Así me fue revelada de un solo golpe y sin anestesia una verdad pasmosa, por parte de dos hombres entrados ya en edad que, muy educada-mente atravesaron la burbuja dentro de la que me hallaba abstraído, libro entre manos, cuando me encontraba sentado sobre el enorme y bulboso tronco de un árbol en los jardines del antiguo cauce del no menos antiguo Río Turia. La acometida tan inesperada me sacó de mi lectura tirándome un poco de los nervios. En realidad no se me pasó nada por la cabeza cuando al alzar los ojos me encontré a los dos sujetos de pelo nieve, uno con gafas y el otro con una pequeña barba al estilo Santa, pidiéndome interrumpirme y robarme solo un minuto (gran mentira!) de mi tiempo. Sucedió de la siguiente manera:

-Perdona, nos dejas un minuto de tu tiempo?-. Me sobresalté disimuladamente, los miré, primero a uno, luego a otro y asentí indiferentemente con la cabeza, algo me decía que ya sabía de qué venían estos señores con sus buenas maneras-.

-Te traemos una buena noticia!!- exclamó el de gafas extendiendo los brazos en un gesto más bien sobre-actuado, solo faltaba, pensé, que un místico y misterioso rayo de luz lo envolviese desde las frondosas copas de los árboles que nos cobijaban, para cerrar la pequeña escena bíblica;volví a asentir sin inmutarme, gesto que resultó en un breve intercambio de miradas extrañadas entre los hombres, acto seguido uno de ellos me preguntó si entendía el castellano (No es la primera vez que me confunden con un extranjero -aunque hablando objetivamente, soy un extranjero pues el hecho de que me haya mudado definitivamente a un país ajeno al mío, no me hace menos inmigrante -como les gusta llamarnos por aquí-, por mucho que sean las tierras que vieron nacer a los padres de mi madre)-.
-Si, les entiendo-respondí finalmente en tono neutro, mostrando una sonrisa cuando menos falsa,... CRASO ERROR!!, Más adelante cuando los señores comenzaron a revelarme la buena noticia, me arrepentí (Y no de mis pecados), pensé que debía haber respondido en inglés, pero luego me pregunté si sería peor, si por alguna mala casualidad los viejos podrían hablarlo perfectamente. Así que asumí las consecuencias y con toda la seriedad posible (lograda no sin mucho esfuerzo y lucha interna por no reventar en carcajadas, imaginando la cara roja de reír de mi hermano si me viera en tal situación), dispuse mi cabeza ladeada en un gesto de atención y entendimiento.

-Vale, te traemos una buena noticia: Dios ha resucitado!- volvió a retomar el gesto teatral de los brazos (creo que antes dije "Jesucristo", en realidad no recuerdo si dijeron uno ni otro, ni sé si es relevante el que haya sido "Dios" o "Jesus", a fin de cuentas creo recordar que eran el mismo no?) Los dejé proseguir- Dios ha resucitado y con esto una verdad nos ha sido entregada, una segunda oportunidad para la humanidad, para hacernos entender que si, es posible vivir en paz en un mundo donde reíne el amor y la felicidad. Nos ha sido dado un mensaje de hermandad, hoy te hacemos saber que eres libre, que la vida es bella y que Dios te ama-...Traté de sostener la mirada el mayor tiempo posible en los pequeños ojos de mi interlocutor, pero en varias ocasiones tuve que desviarla, nuevamente movido por la imagen de mi hermano riéndose. Volví a centrar mis ojos en los suyos, y con mi mejor expresión "Sol en la cara" les hice saber que les seguía las palabras, aunque por dentro no hacía más que cuestionarlas. "Éstos viejos verán las noticias?...un mundo en el que reíne el amor?" pensé "Una segunda oportunidad?,...creo que se equivoca, los humanos ya no podemos estar más jodidos", suspire y volví a pillar el hilo de sus palabras, lo siguiente fue algo como-...porque el dinero es innecesario...-me volví a desconectar del monólogo con esa frase haciendo cortocircuito en mi cabeza. "¿Acaba de decirme que el dinero es innecesario?. En verdad quiero pedirle que me expliqué cómo es posible eso hoy en día, a ver qué me dice" pensé..."No, mejor no, cuanto antes acabe mejor" reflexioné. Sabía que cualquier atentado en contra de todas las afirmaciones que me soltaba el viejo, tan seguro de sus palabras como que habían sido escritas en la biblia, no sería más que un aporte de mecha nueva para dar fuego a una interminable polémica en la que probablemente yo sería tratado o más bien consolado por los dos señores, apenados por mi incredulidad.

Finalmente, ya no recuerdo ni las palabras ni el orden, solo sé que habían pasado muchos más minutos del minuto prometido, pero el viejo terminó de hablar. Reinó un silencio palpitante. Miré a un lado, los miré a los dos, miré a otro lado. Sentí que mi burbuja de privacidad se comprimía hacia mí, fue incómodo. Hasta que el anciano de barba me preguntó: Sabías que esto es así? conocías el significado de la resurrección de Jesucristo?. Me pilló tan fuera de mí la pregunta que, dado el tiempo que me tomó responderla (aproximadamente 5 largos segundos) y mi cara de embobado, me dio la sensación de que era imposible haber sonado más falso de lo que soné, porque no se me ocurrió más nada que decir: "Si...lo sabía...si" y quedarme tan ancho!. Nuevamente los señores intercambiaron una mirada que me supo a "Qué pérdida de tiempo" y finalizaron su monólogo con un:-Gracias por escucharnos, felices pascuas-...acto seguido siguieron su camino hasta perderse de mi vista. Y entonces llegó, rápida y dudosa, una pregunta a mi cabeza "Las pascuas no acabaron ya hace como una semana??"

Admito que no soy una persona muy dada a la religión, ni soy practicante. Si creo en algo o no, eso ya me lo guardo para mí, pero lo que nunca entenderé es por qué tienen que hacer eso?. Supongo que estas personas saben que la mayoría de la gente responde educadamente y se traga sus monólogos antes de pasar por grosero y mandarlos a comer flor en primera instancia y se aprovechan de eso para echarnos encima todas sus verdades sin preguntarse siquiera si a uno le interesa. Vale me retracto sobre lo que acabo de decir; muchas personas son capaces de responder muy groseramente (Y más cuando se les aborda en plena tarde de domingo mientras disfrutan de un día al aire libre, sin obligaciones), pero no yo. Tengo ese defecto, me cuesta decir las cosas cuando las pienso y por ello en muchas ocasiones me toca aguantar e incluso mentir sin intención (Porque cuando miento con intención suelo ser muy evidente)...Pero, ¿Por qué la necesidad de transmitir la religión a estas alturas de mi vida, es que eso no debería ser algo que nazca dentro de cada uno?

No pasaron ni dos minutos cuando al haberse retirado los dos señores, divisé a no menos de cien metros a dos nuevos sujetos, uno de ellos ya ponía de manifiesto sus intenciones al portar la indumentaria propia de un sacerdote judío (sombrerito incluido). Para suerte mía se detuvieron ante un grupito de ancianos que descansaban en un banco y de ahí en adelante tuvieron asegurada al menos una media hora de cháchara. Nunca supe si los viejitos le discriminaban algo o si todo discurrió a favor de los "berborreros"...lo cierto es que tenía claro que si veía algún mínimo índice de acercamiento hacia mi persona, me haría el dormido de la forma más descarada.

sábado, 24 de abril de 2010

En un desatinado reflejo...


Si fuere posible, de cuajo mis templos desgarraría.
Si fuere posible, sobre mi alma un clavo tachonaría.

Viables las medidas más descabelladas, el cerebro por la nariz drenaría y dadas las circunstancias, mi corazón "lobotomizaría".

Ferviente es el deseo de extirpar de mi todo devaneo ilusorio, todo recelo caprichoso. Más el tiempo contrae nupcias con el pasado y el presente, me ata a este dislate fulgente.

Las pulsaciones retumban en el pecho, hacen mella en la garganta y brotan por los ojos como lágrimas.

En el exasperado combate entre el "cómo" y el "dónde", el "qué" parece distante y el "porqué" permanece indiferente.

Las búsquedas son infructuosas. Dentro y fuera de toda certeza crece a ritmo vertiginoso una nueva incógnita. Una retahíla de puntos suspensivos desmarca mis pasos y los pierde en el camino.

Si fuere posible borraría la mirada, acallaría los impulsos; "implosionaría" solo en mí y hacia mí. Si fuere posible hurgaría sin pudor en el estómago de esta bestia carcomiente hasta conseguir de su vómito una respuesta coherente.

Cristal

Tocando fondo...

Nunca pensaste volver a querer.

Erradas las pretensiones, errados los movimientos.

Cuentas las horas, cuentas las golondrinas frente a tu ventana. Miras al vacío y aun percibes la densidad. En el fondo comprendes la ansiedad.

Crece tu locura, crece tu cordura. El silencio te acompaña en la soledad. La soledad te acompaña en el sentimiento. Compartes penas con la almohada. Desapareces entre las sábanas. Te ahogas en resentimientos.

Y el sol aún sale cada día.

sábado, 17 de abril de 2010

.Sigo y quiero.

Sigo buscando respuesta a preguntas que no me atrevo a formular.

Sigo pensando que me gustaría dejar de pensar en lo que sea que seas.

Sigo estancado en la misma teoría de relatividad, contigo todo es relativo.

Estoy más allá de poder conciliar la tregua entre nuestras miradas.
Estoy por debajo del límite del autocontrol...

Perdiendo la cabeza por algo que parece improbable, y aún así, moderadamente discreto, quiero saber de qué depende la posibilidad de esta locura, incluso si me destruye por dentro.

Quiero reventar-te más allá y fuera del pensamiento,...quiero saber...*Qué más hay ahí*

miércoles, 14 de abril de 2010

*Encuentros*



.Encuentros.

No hay ruido.
No hay silencio.
Contémonos, a nosotros.
Contemplemos idos, consumidos.

Motivos hay de sobra.
Carecen de razones los motivos.
Son los impulsos, propios culpables.
Combustible inagotable fluyendo, a raudales.

Nos detenemos a pensar.
Y sin embargo, no pensamos.
Nos miramos,... y de reojo nos miramos...
Pero la verdad es que no prestamos atención.

Buscamos, siempre buscamos.
Creemos encontrar el significado de las cosas.
...Ilusiones vanas y efímeras del pensamiento.
Pues estamos, estando y sin estar, pero estamos.

Presentes y reales, pero al tiempo difusos y evanescentes.
Como también los mundos, habitantes de nuestro ser.
Mundos compartidos y guardados de las miradas indiscretas.
Nos refugiamos en el cálido y frío encuentro con el resto.

Pero no basta, somos insaciables.
Ofrecemos sonrisas y recibimos gestos.
Nos mecemos en la cotidianidad, ajenos al mundo.
Verdaderamente ajenos al mundo,... tan ajenos como a nosotros mismos.

Podemos ver y escuchar, fingir y obviar.
Más resulta imposible ignorar...
Y cuando el mundo se abre, nos aterra avanzar.

Libramos a volar preguntas sin respuesta.
Hurgamos, palpamos, reconocemos nuestro blando corazón.
Y lo hacemos llorar, lo hinchamos sin pensar.
Llenándolo de melodías, días, dichas y desdichas, ansias y fantasías.

Entonces, percibimos los mínimos detalles.
Infímos matices resaltados por su peculiaridad.
Su facilidad para quebrar el alma en dos.
Su indiferencia ante nuestras frágiles mentes.

Y las dudas son constantes, sin respuesta.
Eternas batallas entre mente y corazón.
Inequívocas muestras de desequilibrio emocional.
Al fin y al cabo, rastros de humanidad

domingo, 11 de abril de 2010

.Odio éste domingo híbrido de siempre.

Desde que adquirí mi fiebre por la banda argentina "Soda Stereo" (por allá por los años...no recuerdo), esa siempre ha sido una de las frases del tema "En el 7mo día" que más me he repetido cada tantos domingos (la mayoría de ellos). Y es que en realidad ODIO los domingos!!.

Me pregunto el porqué habrían de existir. Son un día híbrido ciertamente, aunque aún me debato entre qué. No sé si son una soporífera mezcla de Lunes (primer día, sinónimo de cabeza hinchada de ideas que probablemente no conseguirán su camino a lo largo de la semana) y domingo; o Jueves (cuarto día, normalmente trae consigo el anuncio de un fin de semana por llegar, pero aún así lo presenta distante y en mi caso, carente de eventos por los cuales desear adelantar el tiempo) y domingo. En todo caso es un cocktail amargo que saboreo nada más abrir los ojos por la mañana.

No sé si son meras coincidencias o confabulaciones del universo, no sé si es que mercurio se interpone adrede sobre la ruta de júpiter en su fase más primordial, para fastidiarnos el día aún más con los grotescos cambios de humor que se respiran en el ambiente familiar y que tanto me sacan de mí...; lo primero que me pasa por la mente es "Domingo...", inhalo como si fuese a desperezarme y exhalo hasta sentir mi estomago fundirse con la cama, pensando en la posibilidad de quedarme así el resto del día.

No pienso en salir porque todo esta cerrado, ni se me cruza por la mente la idea de verme con alguien porque, vale, acepto que soy un poco asocial y no tengo amigos, no amigos de verdad, solo compañeros; pienso en ir al cine pero lo descarto enseguida porque no me apetece (cualquier otro día si iría, pero no en domingo), salir a tomar fotos: NO, salir a leer un rato: NO....

En definitiva...escribiendo esto me doy cuenta de que, es algo más bien mental, quizá el efecto de la cotidianidad, quizá el hecho de que nunca haya hecho nada en domingo ya está tan calado en mi, que no me apetece hacer nada incluso cuando sé que podría, pero aún así lo niego y me digo: Odio éste domingo híbrido de siempre.

Luego me sorprendo de descubrir que actúo de la misma forma para otras cosas.

Me doy la bienvenida.

No espero un pastel de manzanas a la puerta de mi casa, ni una fiesta sorpresa. Muy pocos de quienes me conocen sabían que me quería hacer un blog desde hace tiempo, así que muy probablemente muy pocos de quienes me conocen sabrán de él. Por supuesto, muy pocos me darán la bienvenida a este nuevo mundo...

Pero helo aquí...mi primer blog!!, donde pretendo escribir no diariamente (o igual si), pero si cada tanto, sin ningún tema en mente (al menos no de momento), y con la intención de sacarme cosas de la cabeza y compartirlas con quien quiera ser parte de ellas.